Pasaría mil inviernos al calor de tu cintura
bebiendo de ese lamento, de este amor, de esta locura,
que empapa todos los poros de mi existencia y procura
en mi interior sentimientos que alejan toda amargura.
Liviana cual ruiseñor es mi existencia contigo
es por eso que hoy quisiera pasar la vida a tu abrigo,
que nos envuelva la paz y no haya paz en mi ombligo,
ser de tu felicidad, a cada hora, testigo.
Ver tus ojos encendidos de pasión cuando me miras
me revuelve aquí por dentro y sube fuego a mi sonrisa
y ese calor nos envuelve en abrazo que no avisa
me agarras por la cintura y sobre el lecho me tiras.
Y esa energía circula entre tú y yo, sin espacio,
pues no hay lugar para nada cuando en tus besos me sacio
y me acaricias el pelo, con suavidad, muy despacio
disfrutando poco a poco del deseado prefacio.
Beatriz Barragán Fernández © 14.10.2021


No responses yet